La obra representa un paisaje, desde el punto de vista de la costa del Estrecho de Magallanes. Se reconoce la silueta del cerro mirador junto a su flora endémica: romerillo, chaura, gunera, murtilla. El paisaje es una construcción mental del observador enriquecida por su conexión con el territorio. La artista captura y preserva ese instante para sí y para el resto. Es un paisaje sin tiempo que pudo haber sido visto tanto ahora como hace 500 años.